martes, 3 de noviembre de 2015

JUEGOS DE PODER. ESTRATEGIA 4. REFORMAR EL PROPIO PARTIDO







CUANDO SU PARTIDO NO PUEDE PARAR DE PERDER, HAY REALMENTE UNA SOLA MANERA DE EMPEZAR A GANAR; DEBE CAMBIAR.

PUEDE RESULTAR DIFÍCIL ENCONTRAR UN MODO DE CONVENCER A QUIENES TIENEN EL PODER DE QUE ENTREGUEN EL CONTROL Y MODIFIQUEN SU FORMA DE SER, PERO PARA ESO NADA ES MEJOR QUE PERDER UNA ELECCIÓN TRAS OTRA.


Un largo periodo en el destierro político surtirá ese efectos en un partido y en los grupos de interés que lo respaldan.


Pero lo realmente extraordinario acerca del proceso de reforma partidaria es su manera de fortalecer al reformador y hacer de su triunfo algo prácticamente inevitable. Matar a los dragones del propio partido puede resultar un espectáculo tan atractivo que los votantes independientes que observan el fratricidio con frecuencia terminan por unirse en tropel al reformador

En los EEUU esto es especialmente verdad por que si bien la política es una política partidaria, los votantes no lo son. Todo el mundo, en Washington  DC,  es demócrata o republicano; todos salvo dos de los 535 miembros del Congreso entran en una de esas nítidas categorías.

Pero aunque la capital esta claramente dividida en dos campos, los votantes hoy en día rechazan cada ve mas la afiliación a cualquier organización política. Mientras que entre el 30 y el 35 % de la gente se define como demócrata y entre el 25 y el 30 dice ser republicana, una mayoría  -el 40%- se identifica como independiente: una plaga para los dos partidos. Todos los años votan demócratas y republicanos, pero se resisten a afiliarse formalmente a ningún partido. ESTÁN DE NOVIOS, PERO NO SE CASAN.

¿ Pro que resulta tan difícil a los partidarios mas intransigentes captar el mensaje y cambiar? Porque valoran mas la pureza que el triunfo. Decididos a preservar a toda costa los elementos básicos de sus plataformas " prefieren ser de derecha o de izquierda que ser presidentes"

El  dogmatismo del núcleo de un partido político puede representar un dilema para un candidato nuevo y ambicioso.

El intento de acomodar los deseos de un electorado tripartido -demócrata, republicano e independiente- dentro de un sistema bipartidista define el problema central que enfrentan los políticos estadounidenses en su persecución del poder.

Mientras que muchos políticos han defendido irreflexivamente a sus partidos contra las criticas, otros las han incorporado y las han tratado no como obstáculos sino como catalizadores para la autocrítica y la autorreforma.

Sin lugar a dudas, algunos lo han hecho de una manera oportunista, ansiosos por dar al cliente político lo que quiere, a fin de realizar una buena venta. Los demagogos cuyo único principio es su propio éxito que moldean su conciencia para que encaje con las modas de este año.

Pero otros lideres sienten que han experimentado una conversión mas real, internalizada y profunda. en su corazón, estos lideres políticos compartían, en parte, la desilusión que sentían los votantes independientes. Tras haber absorbido las mismas lecciones, no temen concluir que su propio partido necesitaba una reforma básica.

En medio del debate partidario que circula por la política estadounidense, con sus feroces vientos y sus extremas mareas, esas figuras solitarias se detuvieron a escuchar lo que decían sus críticos. En vez de refutar los cargos y los ataques, aprendieron de ellos, y resolvieron reparar lo que no funcionaba dentro de su propio partido político.

El truco es doble: hay que derrotar al líder viejo y malo del propio partido, ala vez que se toma el bastón de mando, y luego asegurarse de que no lo acuchillen por la espalda mientras uno intenta conducir el partido hacia la victoria.



¿Cual es la clave que permite llevar esto al cabo? para quienes han triunfado, por lo general significa canaliza el intento de reforma mediante un desplazamiento hacia el centro. Cuando uno se desplaza hacia el centro, ¿hacia que otro lugar podría desplazarse la extrema izquierda o la extrema derecha de su partido? ¿hacia el otro lado del espectro ideológico?. Es poco probable.

Cuando Clinton llevo a los demócratas hacia el centro, los liberales, como correspondía, lo siguieron, por mas que patalearon y gritaron. ¿Que otra cosa podían hacer? ¿ Votar a la derecha republicana?

Claramente esta clase de maniobras puede ser delicada si las líneas ideológicas del partido no son muy claras.




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